Señor Juez ... tiene Usted el día libre.

¿Se han percatado la cantidad de tiempo y energía que dedicamos a enjuiciar cada situación y ser que nos rodea?.

Hacer de juez es un oficio intrínseco para el ser humano, uno que ejercemos a gusto y disgusto.
Nos pasamos gran parte del día poniendo etiquetas de bueno o malo, apropiado o inapropiado, exitoso o fracasado,  feliz o infeliz, agradable o desagradable ...
Y muchas veces este sistema integrado de evaluación que tenemos está tan automatizado que tendemos a prejuzgar basados en experiencias previas.

Hace unos días me propuse justamente algo relacionado con este tema: "no juzgar nada de lo que pase ni a nadie, ni siquiera a mi misma" ...por 24 horas. 

Para decir la verdad, no fue nada fácil. Mi querida jueza se negaba a tomarse el día ...regresando cada cinco minutos para cumplir su labor... claramente una adicta al trabajo.
Aquí algunas de sus apreciaciones, entre otras:

- ..."debí haberme levantado más temprano, no me va a alcanzar el tiempo"
- ..."el día está horrible, seguro que llueve y se moja mi ropa"
- ..."pero porque no le cede el asiento, que fresco"
- ..."otra vez enfermo, ¿será casualidad?"
- ..."de nuevo... seguro que fue el perrito del vecino... pero porque siempre frente a mi puerta"
- ..."será cierto lo que dice este político...lo dudo mucho"
- ..."este trabajo no va a salir bien ... no estoy nada inspirada"
- ..."se supone que no debia juzgar nada ... la cosa no va bien ¿verdad?"

Aunque a primera vista parezca que la experiencia en si no fue lograda ... la mente a veces se niega a escuchar .. aprendí mucho.  

Comprobé la tendencia a realizar juicios casi inmediatos y demasiado prematuros, que es bueno porque es fruto de la experiencia, pero también puede limitarnos a probar y hacer.. porque con anticipación lo estamos calificando de malo o negativo.

Me percaté de la severidad con que a veces nos juzgamos a nosotros mismos...es cierto, gran parte de tiempo somos nuestros críticos más duros y nos damos las peores sentencias por cada error.

Pero también ocurrió algo muy agradable, durante los momentos que lograba que su señoría se mantuviera al margen, sentí real tranquilidad, una mezcla de libertad y paz,...como si abandonando mi labor de jurisprudencia se me quitara un peso enorme de encima y toda esa energía liberada la pude canalizar en otros aspectos de mi vida.

Ya sea que tu juez o jueza sea severo como el mío o relajado como en nuestro poder judicial, me gustaría invitarte a darle un tiempo de descanso, una hora, dos, 24 o más. 

 

Puede que se niegue,que se vaya con gusto o que llame cada cinco minutos, cualquiera que sea tu experiencia será positiva. En el camino te puede mostrar varias cosas y ... dejarte de regalo algo más de flexibilidad, paciencia y paz.

A sólo un click ;):

Lo que tú me haces sentir..

no juzgar prejuzgar un día libre para el juez