jueves, 4 de agosto de 2011

Tomando el té con los dragones..

"Érase una vez un reino muy lejano donde vivía una princesa. Moraba en un castillo enorme, muy cómoda y rodeada del amor de sus padres. Aparentemente era muy feliz, ya que nada le faltaba.
 
Un día, decidió salir del castillo porque quería conocer el mundo que había más allá de las paredes.
Pero...no pudo poner un solo pie fuera, ya que en ese momento un enorme dragón le salió al paso y le cerró las puertas de su libertad.
 
Así comenzó la época más difícil de su joven vida ... incapaz de enfrentar a la bestia que acampaba a las afueras del castillo, permaneció encerrada por muchos años...
 
Al principio simplemente prefirió ignorar la situación, cerró las ventanas y las puertas,...el castillo lo tenía todo (hasta jacuzzi y televisión por cable ). Este método funcionó un tiempo ... las ansias de lograr con sus propias manos lo que sólo podía imaginar eran cada vez mayores y ... es cierto que no veía al dragón .. pero podía escucharlo gritar enfurecido ... no lo podría ignorar por siempre.
Llena de frustración y rabia., un día decidió enfrentarlo, tomó prestada la espada de su hermano y con ella  salió a matar a su captor ... frente a frente estaban ... y a cada intento de herirlo con el arma ... el animal se enfurecía aún más y más, parecía crecer en tamaño y en fuerza...mientras la princesa sólo se agotaba. Exhausta luego de luchar y luchar ... tuvo que retirarse.
 
Mucho tiempo más pasó, entre intentos de lucha y períodos de aparente tranquilidad ...
 
Hasta que una tarde, asomándose por el huequito de un ventanal pudo observar a este ser... gimiendo...gritando (en mi cuento los dragones pueden gritar y hablar ) ... gigantesco ... rabioso ... atemorizante ... pero también sólo, triste y muy confundido.
Algo la movió a abrir las puertas y por primera vez... haciendo caso omiso a los gruñidos y muestras de ira... acercarse. Se paró frente a él...primero solo observando sin prisa ni miedo... y una vez en calma tocándolo.. primero con un dedo..una mano ... acariciándolo... con infinita paciencia.  Y cuando pudo decir algo lo invitó a sentarse a su lado, en silencio le invitó una taza de té caliente (
porque hacía mucho frío..) y así se limitó a escucharlo... lamentos, palabrotas, dudas, recriminaciones...hubo de todo.
 
Aquella tarde ella pudo conocer a su dragón., lo acogió, lo abrazó, lo perdonó y lo aceptó como parte de su reino.
Desde ese momento, cada vez que un nuevo animal aparecía, ella le daba el mismo trato. 
Los jardines de palacio albergaban a estos seres, que se hacian más pequeños con cada caricia y cada palabra amable. 
Hoy en día, nuestra princesa convive con sus dragones, sabe que siguen allí, sabe quienes y como son ...y finalmente puede correr en las afueras...finalmente puede vivir".


Esta historia más bien ocurre en un reino muy muy cercano, la princesa puede ser un "principe", el dragón podría ser un "alien" y ¿la taza de té caliente? .."una cerveza bien helada". Una historia con protagonistas y elementos variopintos, pero que se repite una y otra vez. Una historia que no tiene final, porque el final lo hacemos nosotros, siempre con posibilidades de una segunda parte.

El fracaso, la frustración, la ira, la envidia, un hábito dañino, el miedo ... son algunos de nuestros dragones.

A veces optamos por ignorarlos.. aturdiéndonos con el trabajo, buscando olvidar con el alcohol, acallándolos con las drogas. Pero la realidad es que siguen allí y no se irán por mucho que los neguemos.
A veces llenos de rabia, los atacamos y al no lograr eliminarlos.. terminamos culpando a alguien o culpándonos a nosotros mismos por su existencia...luchamos por desaparecerlos con saña... y sólo logramos hacerlos más fuertes.

¿Cómo encararlos entonces? ...Con una taza de té caliente y muchisima tolerancia.
Conócelos, escucha lo que quieren decirte, perdónalos y perdónate, abrázalos y acéptalos como parte de tu vida.
Con infinita compasión y cariño, como a un niño pequeño.. enséñales, con paciencia toma el control.
Al final siempre estarán...forman parte de quien eres y de quien serás.
Crece con ellos, dejándoles un rinconcito acogedor en tu corazón.




4 comentarios:

  1. Que bueno tu post, como siempre. Yo tengo demasiados dragones, cada uno más grande que el anterior y eso de acariciarlos no me sirve xD. Saludos.

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  2. :D Derrepente si les invitas una cervecita logras calmarlos un poco ..y así puedes irte acercando, con paciencia y buen humor.
    No existe dragón indomable ;).

    Un abrazo.

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  3. Es bueno pasar por aquí y aprender un poco de tu sabiduría.

    Un fuerte abrazo

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  4. Gracias Anónimo, pero me falta muchisisimo por aprender...digamos que llevo años lidiando con mis dragones...llevo años practicando :)

    Otro abrazo de vuelta.

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